Simplemente espectacular. Las playas de color blanco, la arena casi que separada grano por grano, las conchas de las otras dan a la playa gracias a las olas, que en horas de la tarde se ponen m¨¢s fuertes y m¨¢s altas. El agua es verdosa, una maravilla. Lo m¨¢s confortante es ver que no hay, en muchos kil¨®metros, construcciones o cosas que alteren el paisaje natural de ese hermoso desierto riohachero.La comida, deliciosa.

Llegar a Mayapo es una aventura: Llegas a Riohacha, y de all¨ª tomas la v¨ªa al Cabo de la Vela. 15 kilometros m¨¢s adelante encuentras un ret¨¦n militar i una desviaci¨®n a la izquierda, de ah¨ª en adelante todo es m¨¢gico, una carretera perfecta en medio del desierto, cruzando por las rancher¨ªas (pueblos de nativos Wayuu). Cuando llegas al caser¨ªo encuentras una iglesia de color verde, una tienda y algunas casas, continuas 2 o 3 kilometros y llegas a unas solitarias playas, hermosas, de arena blanca. All¨ª nos ospedamos en El Flamingo Azul, una construcci¨®n de 2 pisos, sin paredes, donde encuentras comida fresca de mar y te alquilan un chinchorro (hamaca) para pasar la noche. Estuvimos entre semana y fue m¨¢gico, no habia nadie en kil¨®metros, la noche de luna llena fue espectacular, antes del amanecer ves a los nativos que se dirigen a pescar y solo regresan al mediod¨ªa.Es importante llevar un poco de provisiones y ropa caliente para la noche, porque la brisa no para en ning¨²n momento.En la parte trasera hay una laguna que en las tardes se llena de flamingos rosados. Definitivamente un plan muy de aventura.